LA HISTORIA DE LA PRINCESA EITHLINN

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En los tiempos antiguos, en la lejana tierra que hoy conocemos como Irlanda, más precisamente en un sitio llamado Tor Mor en la Isla de Tory[1], vivía Balor[2], el rey de Fomorian. (la tierra de los Formoreanos)

Este rey, cuando joven, había oído en una profecía Druídica que seria asesinado por su nieto. En cuanto nació su única hija, la bella Ethlinn[3], aterrado por el presagio decidió encarcelarla en un alto torreón inexpugnable que mando construir en un promontorio escarpado e inaccesible en la isla de Tory.. Este torreón se conoció como “el Tor Mor en Isla de Tory”.

Puso a la muchacha a cargo de doce matronas, que fueron encargadas estrictamente de impedirle que viera la cara de un hombre en su vida, e incluso hablarle de la existencia de estos seres de sexo diferente al suyo. Así fue como la pequeña creció convencida de que tan solo existían las mujeres.

Ethlinn creció y se convirtió en una doncella dulce, alegre y de increíble belleza, sin salir jamás de los confines de la torre. Siendo ya doncella pasaba horas y horas sentada junto a la ventana de su habitación viendo pasar navíos. Tanto quiso ver que su mirada se agudizó y así descubrió que estas naves eran conducidas por extraños seres en anda parecidos a ella o a las mujeres que la rodeaban. Por mucho que rogó y suplicó que le explicaran el misterio, sus compañeras se negaron a hacerlo, y un deseo irrefrenable de develar el secreto creció lentamente en el corazón de la princesa.

Para cuando la joven llegó a doncella, dio que vivían en tierra firme tres hermanos, muy especiales, pues se decía de ellos que poseían poderes divinos, llamados, Kian (o Cian), Sawan, y Goban[4] el herrero.

Kian tenía una vaca mágica, cuya leche era tan abundante que todo el mundo quería poseerla, por lo que la protegía con divino celo.

La noticia de esta vaca maravillosa llegó a oídos de Balor quien de inmediato quiso poseerla. Y como era un rey muy obstinado y cruel, cuando Kian se negó a regalársela. Balor buscó la forma para lograr su objetivo.

Un día Kian y Sawan llevaron a la fragua un magnífico acero fino para que su hermano Gobán construyera con él las mejores armas.

Kian entró en la fragua y dejó a Sawan, el menor, a cargo de la vaca.

En ese momento Balor, que llevaba tiempo espiándolos, apareció asumiendo la forma de un pelirrojo muchacho, y como quien no quiere la cosa entre un chisme y otro, le dijo al hermano menor que había oído por casualidad a los hermanos dentro de la fragua preparar un plan para usar todo el acero fino para sus propias espadas, dejando el metal común para las de Sawan.

Sorprendido y lleno de rabia el joven le dio el ronzal de la vaca al muchacho pelirrojo y entró corriendo dentro de la fragua para poner fin a esta vil estratagema.

Balor se llevó la vaca inmediatamente, y la arrastró por el mar hasta la Isla de Tory.

Al descubrir Kian la trampa del malvado decidió vengarse, y con este fin buscó consejo de una druidesa poderosa llamada Birog. (En algunas versiones se trata de una “leanan sídhe” (hada) y no de una druidesa, de todos modos en ambos casos era una mujer de conocimiento y poder)

Birog visitó con ropas de mujer al joven Kian y con hechizos mágicos lo llevó cruzando el ancho mar hasta la puerta misma de la torre donde vivía Ethlinn.

Llegados la druidesa y el joven ante el gran portón franqueado por fieros guardianes, Birog desplegando toda su seducción se presentó diciendo que eran dos nobles señoras que habían llegado hasta la costa escapando de un raptor, y rogaban refugio.

Al comprobar que se trataba de mujeres y que no existía prohibición alguna de darles asilo, las dejaron pasar. Una vez dentro fueron recibidas con alegría por las matronas, ansiosas de noticias del exterior, advirtiéndoseles sin embargo no mencionar ni una palabra sobre la existencia de hombres. Birog y su acompañante prometieron no infringir la prohibición y así lo hicieron.

Llegada la noche y concluida la cena Birog con un hechizo simple puso a dormir a las matronas mientras Kian se deslizaba en la habitación de la princesa Ethlinn y se presentaba en su verdadero aspecto.

Naturalmente la princesa se enamoró de inmediato, no se sabe si por la belleza del joven o por la sorpresa de lo desconocido; y como es costumbre en estos cuentos, los jóvenes yacieron juntos toda la noche, disfrutando el uno del otro y posiblemente revelándose mutuos secretos.

Cuando llegó la mañana y las matronas despertaron Kian y la Druidesa habían desaparecido sin dejar rastro alguno… Bueno si quedó un rastro en el vientre de Ethlinn, pero de eso se enteraron todos, incluso la princesa, con el correr de las lunas.

Temiendo la ira de Balor, las matronas la persuadieron de que todo había sido tan sólo un extraño sueño, y desde ese momento no se habló más del asunto. Pasaron las lunas, creció el vientre de la princesa y finalmente Ethlinn dio a luz trillizos.

Por mucho que guardias y matronas intentaron ocultar el hecho, la noticia llegó finalmente (no se sabe cómo), a los oídos del temible Balor.

Al enterarse, el rey estalló en furia aterrando a todos a kilómetros a la redonda, y de inmediato enojado y temeroso ordenó que los tres infantes fueran ahogados en un peligroso remolino lejos de la costa irlandesa.

El mensajero que fue encargado de llevar a cabo esta orden envolvió a los niños en una sábana, y ya estaba por arrojar el bulto en el lugar fijado, cuando el alfiler se soltó, y uno de los niños cayó en una pequeña bahía, conocida actualmente como "Port na Delig", o el Puerto del Alfiler, sin que el mensajero se diese cuenta, por lo que una vez que el bulto fue tragado por el remolino el hombre regresó a palacio a informar que su misión había sido cumplida. Balor, ya más tranquilo, pronto olvidó el asunto y se dice que nunca más supo de su hija.

Volvamos ahora al niño que había caído en la bahía. Apenas caer el pequeño fue protegido por las druidesas (o hadas), que lo llevaron a la casa de su padre, Kian.

En ese momento Kian estaba muy atareado (en tareas que les contaré en otro momento), por lo que entregó el niño a su hermano Gobán el forjador, para que el enseñara su oficio. Gobán que era un solitario se alegró de tener al niño al que llamó Lugh, y a quien con el paso de los años lo convirtió en un experto en cualquier tipo de habilidad y trabajo manual.

Cuando Lugh creció y se convirtió en un joven los Danaans lo pusieron a cargo de Duach, "La Oscuridad", el Rey de la Gran Llanura (El País de las hadas, o "La Tierra de los Vivos", que también es la Tierra de los Muertos), para que aprendiera las artes mágicas y el conocimiento de todas las cosas. Allí vivió hasta que alcanzo la virilidad.

Un día su tío vino en su busca y juntos fueron a trabajar como herreros en la fragua del rey Balor. El joven Lugh nada sabía de su historia por lo que no puso reparos en trabajar para el rey.

Un día Balar fue a la fragua y empezó a jactarse de sus hazañas, el joven herrero, a medida que lo escuchaba, por ese don de conocimiento mágico (llamado intuición) que poseen algunos seres, supo quién era él y tomando una barra que estaba enrojeciéndose en el fuego la enterró en el cráneo de Balor hasta destruir su ojo maligno, cumpliendo así la profecía al matar a su abuelo.


[1] La Isla Tory (Oileán Toraigh en gaélico) es una isla irlandesa situada a 12 kilómetros mar adentro de la costa noroeste del condado de Donegal. Su longitud es de más o menos 5 kilómetros y su amplitud de algo más de uno, y cuenta una población de cerca de 170 habitantes. La leyenda la encontramos en el libro apócrifo de historia irlandés Lebor Gabála Érenn, en el que se cuenta que Tory fue la sede de la torre de Conand, fortaleza de los fomorianos, más tarde derrotados por los nemedianos en la gran batalla de Irlanda. También se cuenta en este libro cómo el último rey fomoriano, Balor del ojo diabólico, vivió allí y el porqué encarceló a Ethlinn en una torre construida en Tor Mor, un islote enfrente de Tory.

[2] Balar o Balor, es el nombre irlandés de un personaje de la mitología celta. Pertenecía a la raza de dioses llamados los Fomoré. Poseía un ojo en la frente y otro en la parte posterior del cráneo, que era maligno y que habitualmente mantenía cerrado. Cuando lo abría, su mirada era mortal para aquel en quien la fijara. Esa mirada era el rayo.

Balar fue quien mató al rey de los Tuatha Dé Dannan (otra raza de dioses), Nuada, durante la Segunda Batalla de Magh Tuiredh. Lug, queriendo vengar a Nuada, se aproximó a Balar (cuyo ojo maligno se había vuelto a cerrar después de matar a Nuada). Al darse cuenta que Lug se le acercaba intentó volverlo a abrir. Pero Lug fue más rápido, le lanzó una piedra con su onda, que le dio en el ojo maligno, atravesándole el cráneo. Balar cayó muerto de inmediato. En algunas versiones Balar era abuelo materno de Lug, en otras lo era de su hijo que fue quien lo mató. En ambos casos podemos decir que murió en manos de su propia sangre.

[3] Ethniu, o Eithne o Ethné o también Ethliu, Ethlinn, es la hija del Líder Fomoriano Balor, y la madre de Lugh.

Su unión con Cian (Kian) de los Tuatha Dé Danann, se presenta en textos tempranos como una unión dinástica simple, pero el folclore posterior preserva un cuento más evolucionado, similar al nacimiento de Perseo en la mitología griega. Una leyenda registrada por John O'Donovan en 1835 cuenta esta historia que hoy les cuento. Comparando con textos como Cath Maige Tuired y el Lebor Gabála Érenn, el muchacho nombrado es evidentemente Lugh, y su padre, Mac Cinnfhaelaidh, es un sustituto de Cian.

[4] A ellos también se los conoce con otros muchos nombres como por ejemplo Gavida, Mac Samhtainn y Mac Kineely.

 

Si quieren ver algo sobre la diferencia entre Mitos y Leyendas vean acá.

Si quieren leer un mito griego similar a esta historia vean EL NACIEMIENTO DE PERSEO

 

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