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Mostrando entradas de enero, 2010

LA FLOR DE LA DEIDAD

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Leyenda popular. Había un rey que tenía tres hijos. De la noche a la mañana el rey quedó ciego. Desesperado por curarse no quedo médico ni curandero son ser llamado a palacio, más ninguno halló remedio a su ceguera. Ya desesperaba de curar, cuando un día llegó a su casa una vieja bruja, quien dijo al rey: —El único remedio para tu enfermedad es " la flor de la deidad" . —Búscala y tráemela— pidió el rey —No puedo. Para conseguirla hay que vencer muchas dificultades, y por otro lado si os revelo dónde hallarla perderé mis poderes curativos. El rey llamó a su hijo mayor y le mandó en busca de la flor. El joven de inmediato se puso en marcha, sin rumbo fijo, guiándose por el azar. Al día siguiente, el segundo hijo del rey se presentó a su padre diciendo que él también quería ir en busca de la flor. El rey se opuso, pero, ante su insistencia, accedió y el joven partió. Al tercer día, el hijo menor solicitó al rey la bendición y el permiso para partir en busca de

EL VENDEDOR DE ESTATUAS

Un cuento de: SILVINA OCAMPO   Para llegar hasta el comedor, había que atravesar hileras de puertas que daban sobre un corredor estrechísimo y frío, con paredes recubiertas de algunas plantas verdes que encuadraban la puerta del excusado. En el comedor había manteles muy manchados y sillas de Viena donde se habían sentado muchas mujeres y profesores gordos. Mme. Renard, la dueña de la pensión, recorría el corredor golpeando las manos y contemplaba a los pensionistas a la hora de las comidas. Había un profesor de griego que miraba fijamente, con miedo de caerse, el centro de la mesa; había un jugador de ajedrez; un ciclista; había también un vendedor de estatuas y una comisionista de puntillas, acariciando siempre con manos de ciega las puntas del mantel. Un chico de siete años corría de mesa en mesa, hasta que se detuvo en la del vendedor de estatuas. No era un chico travieso, y sin embargo una secreta enemistad los unía. Para el vendedor de estatuas aun el beso de un chico era

EL VIGILANTE DE LOS ELFOS

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- (Leyenda Irlandesa) -   Cuando los Elfos llegaron a la Tierra desde sus inexpugnables moradas, acostumbraron a habitar en medio de los bosques vírgenes. Trataron por todos los medios de mantener alejada a la Gente Grande de allí, y para ello utilizaron a Vigilantes, seres humanos sometidos a los Elfos por poderosos encantamientos. Cuando un ser humano entraba en sus posesiones, los Vigilantes daban aviso a los Elfos y estos, la mayor parte de las veces, los sometían a tormentos despiadados hasta que morían. Sólo los poetas y los soñadores podían tener alguna posibilidad de salvarse de las maldiciones élficas, aunque poco les duraba la suerte si caían en manos de los Vigilantes, celosos de su fortuna y condenados a no poder huir de los Elfos. Esta es la historia que se cuenta en las cabañas de Irlanda sobre un Vigilante de los Elfos que consiguió escapar: La princesa Juana vivía en su castillo cercano a los bosques de Carterbaugh, pero el celo de su padre el rey la obligaba

LA MUJER PERFECTA

La mujer perfecta –  un cuento de  NASRUDÍN Nasrudin conversaba con un amigo. - Entonces, ¿Nunca pensaste en casarte? - Sí pensé -respondió Nasrudin. -En mi juventud, resolví buscar a la mujer perfecta. Crucé el desierto, llegué a Damasco, y conocí una mujer muy espiritual y linda; pero ella no sabía nada de las cosas de este mundo. Continué viajando, y fui a Isfahan; allí encontré una mujer que conocía el reino de la materia y el del espíritu, pero no era bonita. Entonces resolví ir hasta El Cairo, donde cené en la casa de una moza bonita, religiosa, y conocedora de la realidad material. - ¿Y por qué no te casaste con ella? - ¡Ah, compañero mío! Lamentablemente ella también quería un hombre perfecto. Etiquetas de Technorati: CUENTO POPULAR , NASRUDÍN , AL MUJER PERFECTA

LA PÉRDIDA DEL ARTE DE CONTAR

Leía hoy un artículo sumamente interesante de Raúl Minchinela en la revista Ñ sobre los nuevos modelos comunicacionales que optan por la brevedad y no por la calidad de contenido. (Si quieren leer la nota completa clik acá). Me pareció oportuno compartirlo con ustedes, pues siento y creo que este hábito de brevedad nos está empobreciendo a pasos agigantados. Entre muchas otras cosas dice Minchinela: Esas directrices han conducido a que el ciudadano esté más interesado en los titulares que en las noticias. Estar al día es hoy sinónimo de visitar muchos titulares, sin necesidad de profundizar en ningún tema. El hombre informado es un consumidor de resúmenes telegráficos. Es absolutamente cierto. Hablamos en códigos cada vez más incompletos, llenos de gadgets (simbolitos), una expresión como “ Te quiero mucho ” ha quedado convertida en TKM, un hola que tal es un muñequito que saluda, y en las apuradas cotidianas ya sea vía Facebook o vía teléfono terminamos teniendo conversaci

LO QUE DURA UN AMOR

Esta es la noche más triste, porque me marcho y no volveré. Mañana por la mañana, cuando la mujer con la que he convivido durante seis años se haya ido a trabajar en su bicicleta, meteré unas cuantas cosas en una maleta, saldré discretamente de casa, esperando que nadie me vea, y tomaré el metro para ir al apartamento de Andrés. Duerme y yo la miro, me conmueve su certeza en lo seguro. Siempre quiso que yo la considerase mi redentora, quizás por eso no supo si ser mujer o madre, la dejé, esa puede ser mi falta, sin embargo se lo advertí siempre, de mil modos. ¿Cuántas veces le repetí que no eran los veinte años que nos separaban, ni sus arrugas, ni sus incipientes canas, lo que me impedían prometer lo que ella deseaba? ¿Cuántas veces le repetí que es este gusto mío por la libertad y la variación que nunca, en los treinta años que llevo vividos, me han dejado apegarme a ningún espacio ni persona? Recuerdo esa tarde de verano en la playa en que nos conocimos, los dos envueltos de e

La leyenda del Yuchán- (Chaco- Argentina)

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leyenda de Chilaj y Tokwaj, de la zona chaqueña de la república argentina.     Hace muchísimo tiempo -cuentan los matacos del Chaco- había un yuchán más alto y más panzón que cualquiera.  Es que ese yuchán estaba lleno hasta el tope de agua y de peces.   Chiláj, el dueño y protector de todos los peces, les permitía a los indios que pescaran adentro del yuchán (algo tenían que comer). Pero se ponía de los más furioso cuando algún gracioso pescaba por pescar y dejaba a los pobrecitos pescados tirados por ahí, boqueando.   Entre todos los peces que había en el árbol, el más lindo era un dorado grandote.  A ése no había que molestarlo.     -¡Miren que de un solo coletazo es capaz de romper todo, y después qué hacemos! -decía Chiláj.    Pero un día llegó uno que se llamaba Tokwaj.    Chiláj lo miró de reojo:    -¡Cuidadito con tocar el dorado grandote! ¿Me escuchaste bien vos?    -¡Eh, no tanto grito! ¿Por quién me toma? -dijo Tokwaj haciéndose el ofendido.    Entonces

CONFIDENCIA

Conocer a Jerónimo cambió mi universo de silencios, de vallas, de timidez en la que siempre las palabras me fueron escasas. Mi mundo rutinario y escaso en el que crecí acompañada por el ronco murmullo del agua, el graznido seco de gaviotas y pájaros, el zumbido del viento y la mudez de las soledades. Mundo de tierra áspera, pedregosa, escasa, de horizonte vasto, apenas interrumpido en la punta de la escollera por el viejo faro que denunciaba su abandono, cubriendo de musgo sus paredes descascaradas y de oscuridad sus grandes ventanas. Jerónimo, apareció sin anunciarse y las luces del faro se encendieron de pronto alertando a navegantes y atrayendo mis ojos. Jerónimo, alejado de convenciones y temores, derrochador de excentricidades, exuberante en gestos y voces, parece andar desnudo y abierto por la vida convocando confidencias, con la misma naturalidad con que otros ocultamos recuerdos y secretos. Por eso, cuando el otro día, recostados ante la única ventana del faro que había l

La Opinión de los Demás

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Un viejo y un joven viajaban con un asno. Cuando llegaron a una aldea, los niños de la escuela se rieron al verlos pasar diciendo: — Mira esos tontos, tienen un asno robusto y van caminando, por lo menos el viejo podría montarse en él. Al escuchar a los niños, los hombres pensaron que deberían de seguir el consejo, pues pronto llegarían a otra población y la gente se volvería a reír de ellos. Así pues, el viejo se montó en el burro y el joven camino detrás. Habían avanzado unos pocos kilómetros cuando se encontraron un grupo de gente que los miró y dijo: — ¡Mirad! El hombre viejo montado en el burro y el pobre muchacho caminando. Avergonzados al oírlos, cambiaron puestos, el hombre viejo caminó y el joven montó en el burro. Pero a poco de andar se cruzaron con otro grupo de gente que al verlos exclamaron: —¡Mirad que muchacho más arrogante! Quizás el viejo es su padre o su maestro, y va caminando mientras el joven va montado en el burro. ¡Esto es contrario a toda norma!

El Paraíso

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Un cuento de Orlando Romano            Eva pidió un compañero. La diosa se arrancó una costilla; el hueso transmutó en un hermoso mancebo. -Este es Laesilae, que significa Señor de la Lujuria . -No lo quiero- Eva frunció el ceño.          La diosa se arrancó una segunda costilla. -Este es Virbífido, que significa Placer Supremo .          Eva tampoco lo quiso, como no quiso al resto de los atléticos, alegres y ardorosos postulantes que fueron surgiendo. Malhumorada y descostillada, la diosa se extirpó una uña: floreció de indisputable fealdad y rostro compungido. -Se llama Adán, no sé que significa.          Incapacitados de saber por qué ellas adoran el misterio, contentémonos con saber desde cuando.   (Este cuento forma parte de Cuentos de un minuto. CADDAN, Buenos Aires, 1999)   Etiquetas de Technorati: EL PARAISO , CUENTO , ORLANDO ROMANO