LA LEYENDA DEL VENADO TUERTO

Leyenda Argentina

La leyenda del venado comienza con la década del ´80.  La región pampeana, inmensa, indómita, se regenteaba por un solo dueño: el indio.

En dicha época, y con el objeto de detener las frecuentes y devastadoras correrías del indígena, se dispuso enclavar como avanzada en el desierto las líneas de fortines y, entre ellas, cupo al Fortín El Hinojo ser escenario de la historia.

Cuentan que entre las milicias que componían la dotación del fortín y dando cumplimiento a sus habituales recorridas por descubiertas, un miliciano halló en las inmediaciones de una laguna una pequeña cría de venado, muy común en la época; pero con una seña particular; le faltaba un ojo y evidentemente se hallaba enfermo. Aquel gaucho lo enancó en su caballo y lo llevó al fortín donde fue curado, reponiéndose rápidamente; era evidente que había sido herido por algún malón.

En completa libertad y sin ser molestado, pasaba plácidamente los días en las inmediaciones disfrutando  del fresco pasto y buena agua.

Las incursiones de los indios se sucedieron azotando al fortín, hasta que después de una de esas violentas arremetidas, los pobladores repararon en algo curioso; coincidió que horas antes de producirse la llegada del malón, el venado tuerto, desacostumbradamente, se acercaba nervioso a la puerta del fortín, olfateando el horizonte.

Desde aquel día, cada vez que el animalito se aproximaba era señal inequívoca de la presencia del malón, lo que permitía pertrecharse y guarecerse y repeler el ataque. En homenaje a los servicios prestados por el animalito, Casey decidió llamar a la colonia "Venado Tuerto".

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