“Grillo y la princesa”

Cuento Tradicional Argentino (de la serie de Pedro Grillo)

Un rey se estaba haciendo viejo, y sólo tenía una hija; y el problema es que la
hija no quería a ningún pretendiente: entonces, el padre, cansado de traerle a todos los
príncipes vecinos y de lejos, mandó a decir un día, que a cualquiera que conquistara a la
princesa, se la iba a dar, así fuera príncipe o no. Entonces mandó a la princesa a que se
pasease con la carroza por todo el reino, a ver si veía a uno que le gustara, y nada.

Pero en una de esas estaba Grillo, vio a la princesa, y se enamoró de ella, y pensó: “quiero que
la princesa se quede embarazada de mí”. Y tanto lo quiso que fue así y la princesa no había
estado con él ni nada.

Es que cuando uno quiere algo, y lo quiere de veras, no sé cómo, pero se hace, así
que hay que tener cuidado con lo que uno quiere.

El asunto es que la princesa apareció embarazada, y el rey, que quería saber que quién era el padre, y la princesa que no tenía ni idea, y que ella no había estado con nadie: y que siempre iban las damas con ella y que ella no sabía. Así que vino a tener un niño muy bonito, y el rey estaba contento con su nieto,
pero que tenía que saber quién era el padre, porque la princesa no podía quedar soltera o casarse con otro.

Pero vino a pasar que el bebé nació con un puñito cerrado, y todos querían abrirle la mano, y nada, él con su puñito cerrado, y entonces un sabio que tenía el rey le dijo que ahí estaba el misterio, que el hijo de la princesa le iba a abrir el puño sólo al padre, así que ése era un buen modo de saber quién era. Entonces el rey, que era lo que necesitaba escuchar, mandó decir que viniera el padre del bebé, que él no le iba a hacer nada si se casaba con la princesa y lo iba a hacer rey, pero que se presentara.

Ahí salieron un montón a hacerse pasar por el padre del bebé, pero ninguno podía hacerle abrir la mano, hasta que el rey se cansó y dijo: “Basta, el que se quiera hacer pasar por el padre y no le pueda abrir el puño, lo mando matar”. Entonces a todos les dio miedo, porque sabían que no eran los padres, solamente Grillo que no tuvo miedo y fue hasta el palacio del Rey y pidió ver a la criatura y nada más lo vio, el bebé abrió la mano y le dejó sacar lo que tenía, un anillo de oro. Bueno, entonces el rey tenía un problema, porque aunque Grillo parecía el padre del bebé (un poco parecido era) al rey le dio miedo que hubiera embarazado a la hija con magia y le dijo que para ser el rey tenía que probar que sabía muchas cosas y le puso unas adivinanzas.
La primera fue ponerle delante una fuente de plata y oro reluciente de esas que pueden cubrir un pavo entero con papas y todo. Grillo caminaba alrededor y no podía imaginarse qué había adentro y como era un poco bruto dijo:
- ¡La mierda que estás tapada!
- Sí, señor, mierda es - le dijo el ayudante del rey. Y así pasó la primera prueba.

La segunda era una cajita chiquita de oro y plata también, como una caja de fósforos, muy decorada. Ahí Grillo estaba más perdido que con la primera, que sacó de casualidad.
Empezó a pensar que si no adivinaba ésa, seguro que lo mataban y que a él le gustaba la princesa, y el pobre guricito se iba a criar sin padre, y que mejor no hubiera hecho lo que hizo, porque ahora se veía en semejante lío, y sin darse cuenta que lo decía, dijo, quejándose de su suerte:
- Ay, Grillo, ¡en qué apreturas te ves!
- Efectivamente, señor, se trata de un grillo.Y pasa esa prueba también, pero el rey, al que no le gustaba mucho Grillo, porque parecía un poco tonto y podía haber acertado de casualidad y le pide que le dé acertijos a los sabios de la corte y entonces Grillo les dice

¨ Yo tiré a la que vi. y maté a la que no vi y con palabra santa lo asé y me lo comí.” Nadie pudo explicarle qué quería decir y él tuvo que explicar… su madre le había dado antes de salir una Biblia y una onda… con la onda le había tirado a un perdiz, pero como tenía mala puntería, le pegó a otra que estaba escondida, y después para hacer fuego había tenido que usar la Biblia y con palabra santa la asó y se la comió.
Al final se queda con la princesa, que lo acepta porque había pasado las pruebas que le habían puesto, y al cabo de los años, es rey, y viven felices, y tienen otros chicos, pero no por el pensamiento.

Nota: Este cuento y la información están tomados del excelente trabajo de Claudia Mendez (MENDEZ, Claudia. “Las voces de Pedro Grillo: poética y recepción en una colección de cuentos tradicionales argentinos”. Culturas Populares. Revista Electrónica 2 (mayo-agosto 2006), 28 pp.)

Pedro Grillo: Según José Manuel Pedrosa el personaje de Pedro Grillo es un personaje muy raro y antiguo en la
cuentística española. Algunos autores piensan que devino en Pero Grullo, de donde viene la palabra “perogrullada” que designa algo demasiado obvio. Arturo Ortega Morán autor de: Hasta que me cayó el veinte! ¿Porqué decimos las cosas que decimos? (Monterrey,NL México, 2001) explica el origen de la expresión ¨perogrullada¨ y para hacerlo se refiere a Pero Grullo. Afirma que el documento más antiguo donde aparece el personaje de Pero Grullo es un texto firmado por Evangelista que se llamó Profecía aparecido por primera vez en 1460 y reeditado en el siglo XIX. Pedrosa comparte esta suposición sobre el origen de Pedro Grillo como proveniente del documento al que Morán hace referencia. En este texto breve, es donde a un personaje se le aparece un gallo vestido de ermitaño que le hace una serie de anuncios proféticos burlones como que el primer día de enero empezará el año, si nadie lo impide.

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