LA MUJER QUE DEVOLVÍA LAS ESTRELLAS AL OCÉANO

 

Bajo los zarpazos de una tormenta formidable el océano se agigantó y durante toda la noche estuvo estrellando su furia contra la playa. Olas de más de cuatro metros arrojaron sus entrañas de caracolas, peces, algas y mil otros elementos. Cuando al amanecer se calmó la tormenta, la playa estaba totalmente cubierta de estrellas de mar, que palpitaban levemente a la luz tibia de la mañana.

Una caminante madrugadora empezó a devolverlas al océano en una empresa que, de antemano, parecía condenada al fracaso dada la enorme cantidad de estrellas en la arena.

—Buenos días, señora —le dijo un turista que la miraba con asombro. —¿Puede usted decirme qué es lo que está haciendo?

—Devuelvo estas estrellas de mar al océano. Si no las devuelvo pronto, morirán por la falta de oxígeno- contestó ella.

—¿Pero no le parece inútil y descabellado su esfuerzo? Hay millones de ellas y es imposible de agarrarlas a todas. Además, posiblemente haya cientos de playas cubiertas también de estrellas de mar que irremediablemente van a morir. ¿No se da cuenta de que no cambia nada?- le preguntó le hombre.

La mujer sonrió dulcemente, se agachó, agarró otra estrella de mar y antes de arrojarla al agua dijo:

—¡Para ésta si cambió algo!

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