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Mostrando entradas de julio, 2012

Parece tan dulce

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  Un cuento de Rosa Montero (España) Parece tan dulce y es feroz. Contemplen la sala: está llena de gente. Un tercio de esa gente, haciendo un cálculo optimista, son personas que no me quieren bien. Todos mis competidores, todos mis verdugos y todas mis víctimas. Llevo quince años en la firma, los cinco últimos como director de personal: no ha sido fácil. Pero de entre todos esos señores y señoras que me odian sé con certeza que la peor es ella. Ella es mi mayor enemigo. Estoy muy seguro de lo que digo porque la conozco bien: es mi mujer. Y eso que están presentes los más belicosos, los más tenaces de mis adversarios: Donatella, la licenciada en Económicas con un master en Harvard que entró como secretaria mía porque no encontraba trabajo con la crisis, y que un día me echó lenta y deliberadamente un carajillo hirviendo en los pantalones porque yo le había pedido que nos trajera unos cafés a la reunión de directores (¿y qué podía hacer yo? Yo no soy culpable de la crisis. Y en la reu

Kali decapitada

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Un Cuento de Marguerite Yourcenar (Francia) Kali, la terrible diosa, merodea por las llanuras de la India.                                                        Puede vérsela simultáneamente en el Norte y en el Sur, y al mismo tiempo en los lugares santos y en los mercados. Las mujeres se estremecen al verla pasar, los hombres jóvenes, dilatando las ventanas de la nariz, salen a la puerta para verla, y los niños recién nacidos ya saben su nombre. Kali, la negra, es horrible y bella. Tan delgada es su cintura que los poetas que la cantan la comparan con la palmera. Tiene los hombros redondos como el salir de la luna de otoño; unos senos turgentes como capullos a punto de abrirse; sus muslos ondean como la trompa del elefante recién nacido, y sus pies danzarines son como tiernos brotes. Su boca es cálida, como la vida; sus ojos profundos, como la  muerte. Tan pronto se mira en el bronce de la no-che como en la plata de la aurora o en el cobre del crepúsculo, y se contempla en el oro d

Pawel Kuczyński: Caricaturas que dicen y dicen…

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UN NUEVO CARICATURISTA POLACO ESTA CAUSANDO SENSACIÓN Una maravilla imperdible que dice tanto o más de lo que imaginamos y que a mi me ha conmovido profundamente por su agudeza, su intensidad y capacidad de síntesis . Sobre el autor: Pawla Kuczynskiego (nombres polacos), también conocido como Pawel Kuczynski (quizá por su pronunciación en inglés), es un artista polaco nacido en 1976, con estudios en bellas artes y una trayectoria destacada en el campo de la caricatura Algunas ilustraciones son muy fuertes y nos hacen reflexionar sobre lo que está pasando alrededor de nosotros.  Su nombre es Pawla Kuczynskiego.  Nacido en 1976 en Szczecin, se graduó de la Academia de Bellas Artes en Poznan,  especializándose en los gráficos.  Desde 2004 produce ilustraciones satíricas y hasta ahora desde 2004, año en el que se dio a conocer gracias a la fuerza crítica de su obra.ha recibido 92 premios y distinciones.  En 2005 recibió el Premio de la Asociación de Caricaturistas Polaco "Eryk&q

23 de Julio: Día del payador

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Tomado prestado de payadas En Argentina y Uruguay se celebra el 23 de julio el Día del Payador por haberse realizado en esa fecha del año 1884, en Montevideo, la famosa payada entre Juan Nava y Gabino Ezeiza . El payador posee una virtud innata por la cual expresa reflexiones casi filosóficas en el breve instante en que su pensamiento se las dicta. Todo es repentino, nada se tiene escrito. Este género es muy popular en toda la América de habla hispana, especialmente en Uruguay , Argentina , Chile y Brasil .   ¿Qué es una payada? Dice La Wiki La payada, en Argentina, Uruguay, sur de Brasil, y parte de Paraguay , o paya en Chile, es un arte poético musical perteneciente a la cultura hispánica, que adquirió un gran desarrollo en el Cono Sur de América, en el que una persona, el payador, improvisa un recitado en rima, cantado y acompañado de una guitarra. Cuando la payada es a dúo se denomina contrapunto y toma la forma de un duelo cantado, en el que cada payador debe contestar pa

Cuento:LA MÚSICA DEL MAR

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Un Cuento de Ana Cuevas Unamuno Entrechocar de espuma y piedra. Crepitar de llamas mínimas encandilando horizontes. Y en medio, Ella, insatisfecha, anhelante, se derrama en un encaje de lágrimas tejiendo ruegos, y soltando murmullos de promesas futuras. Ensordece la voz el golpe de una ola que alerta a pájaros y almas: un imposible aconteció y ahora el paisaje entero guarda silencio. A lo lejos, muy lejos de la orilla, rompe el silencio un llanto nuevo. Umika llora con desconsuelo aturdida por el duro crujir de pedregullos, el pulso violento de los pasos y el chirriar de los insectos nocturnos. Boquea ansiosa de sal y solo halla un aire límpido e inmenso. Se ahoga mientras sus delicados oídos que no soportan la grosera polifonía terrestre, olvidan sin quererlo la música que le ha sido propia. Los ancianos, la oyen a lo lejos, concluyen su ruego y apresurando pasos la descubren y la toman en brazos asombrados ante el insólito regalo de los dioses. Ya en la casa bajo la luz p

Cuento: Desquite

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  Un cuento de José Saramago (Portugal) El muchacho venía del río. Descalzo, con los pantalones arremangados por encima de las rodillas, las piernas sucias de lodo. Vestía una camisa roja, abierta en el pecho, donde los primeros vellos de la pubertad empezaban a ennegrecer. Tenía el pelo oscuro, mojado por el sudor que le escurría por el cuello delgado. Se inclinaba un poco hacia delante, bajo el peso de los largos remos, de los que pendían hilos verdes de limos aún goteantes. El barco quedó balanceándose en el agua turbia y, allí cerca, como si lo espiasen, afloraron de repente los ojos globulosos de una rana. El muchacho la miró, y ella le miró. Después la rana hizo un movimiento brusco y desapareció. Un minuto más y la superficie del río quedó lisa y tranquila, y brillante como los ojos del muchacho. La respiración del limo desprendía lentas y muelles burbujas de gas que la corriente arrastraba. En el calor espeso de la tarde los chopos altos vibraban silenciosamente y, de golpe,

EN LA MIRADA ESTÁN

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        Los miro a los ojos, así, casi entornados como los tienen. Escucho su llanto a coro, idéntico a sí mismo, como si cada generación repitiese un ritual eterno desplegado a la voz primera del capitán o capitana (es indistinto) del grupo, siempre es un o una quien lo inicia. Recorro sus cuerpos percibiendo la presencia invisible de otros enmascarada en esa fragilidad de recién nacido. Escucho las voces llenas de ternura y emoción sensiblera de mis compañeras y nunca puedo evitar un estremecimiento. ¡No les creo!. No creo en sus almas inocentes, ni en su pureza. No creo que sean pobrecitos ni desamparados. Una y otra vez, a lo largo de estos casi veinticinco años que llevo trabajando como nurse cuando los veo partir en brazos de sus padres, ruego para que puedan desprenderse de sí mismos, de ese ser que llegó enmascarándose en un cuerpo falso, para lograr ser la criatura que se espera.. Con nadie puedo compartir mis certezas, me tacharían de delirante y quizás me quitarían el puest