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Mostrando entradas de diciembre, 2010

Los Pies Desnudos

                                                 Un cuento de Silvina Ocampo.- Argentina Esas peleas servidas como fiambres del día anterior son las peores, nos atan a un malestar hecho de nudos dobles, imposibles de desha­cer, tienen la consistencia pegajosa de las cataplasmas, pensaba Cristián Navedo, mientras agravaba el desorden de su escritorio apilando libros y papeles nuevos, cuya presencia agrandaba las cor­dilleras que crecían sin cesar sobre la mesa. Tenía el temor constan­te de morir asfixiado debajo de los papeles perdidos para siempre en el desorden, papeles que se buscan y no se encuentran nunca, por­que nadan en una zona indefinida de otros papeles detrás de los es­tantes, enredados para siempre en la obscuridad de los rincones empolvados de tierra. Y sin embargo, le habían enseñado de chico a ser ordenado, a doblar la ropa sobre una silla al acostarse, a guar­dar los cuadernos y los lápices en el cajón del pupitre, y más de una vez lo habían dejado sin postre. Pero tod

BUEN HUMOR

  Mi padre me dejó en herencia el mejor bien que se pueda imaginar: el buen humor. Y, ¿quién era mi padre? Claro que nada tiene esto que ver con el humor. Era vivaracho y corpulento, gordo y rechoncho, y tanto su exterior como su interior estaban en total contradicción con su oficio. Y, ¿cuál era su oficio, su posición en la sociedad? Si esto tuviera que escribirse e imprimirse al principio de un libro, es probable que muchos lectores lo dejaran de lado, diciendo: «Todo esto parece muy penoso; son temas de los que prefiero no oír hablar». Y, sin embargo, mi padre no fue verdugo ni ejecutor de la justicia, antes al contrario, su profesión lo situó a la cabeza de los personajes más conspicuos de la ciudad, y allí estaba en su pleno derecho, pues aquél era su verdadero puesto. Tenía que ir siempre delante: del obispo, de los príncipes de la sangre...; sí, señor, iba siempre delante, pues era cochero de las pompas fúnebres. Bueno, pues ya lo sabéis. Y una cosa puedo decir en toda verdad: c

No temer

“En verano la sombra del pino cruzaba el jardín. Allí a lo lejos, el mar como atormentado por la indecisión enviaba velados fulgores intermitentes para responder a los del cielo. -Observe la sombra de ese pino-dije -Hermosa. ¿verdad? -¿Solo hermosa? -Sí. -No solo es hermosa, tiene la ventaja de no temer nada, incluso si empieza a soplar el viento” .diálogo de Kusamakura de Sosheki Natsume. Etiquetas de Technorati: Kusamakura de Sosheki Natsume , temor , mar

El gigante de ojos azules

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El gigante de ojos azules - El Poema original de Nazim Hikmet (Turquía, 1902-1963) - Un gigante de ojos azules Amaba a una mujer pequeña Cuyo sueño era una casita Pequeña, como para ella, Que tuviera al frente al jardín con temblorosas madreselvas. El gigante amaba en gigante, Su mano, a grandes obras hecha, Mal podía construir los muros Ni usar el timbre de la puerta De una casita con jardín con temblorosas madreselvas. El gigante de ojos azules Amaba a esa mujer pequeña Que pronto se cansó, mimosa, De tan desmesurada empresa Que no concluía en un jardín con temblorosas madreselvas. Adiós, ojos azules, dijo. Y, con graciosa voltereta, Del brazo de un enano rico Penetró en la casa pequeña Que tenía al frente un jardín con temblorosas madreselvas. El gigante comprende ahora Que amores de tanta grandeza No caben ni siquiera muertos En esas casas de muñeca Que al frente tienen un jardín con temblorosas madreselvas.

Leyenda Mocovíe: El árbol de sal

Los mocovíes, indígenas del norte argentino, conocen un helecho llamado Iobec Mapic, al que muchos confunden con un árbol, por que tiene un gran porte y puede llegar a los 2 metros de altura. Dice la leyenda que cuando Cotaá (Dios) creó el mundo hizo esta planta para que alimentara al hombre; la planta se expandió rápidamente y fue de gran utilidad para la humanidad que la consumía agradecidamente. Neepec (el diablo), sintió envidia de ver lo útil que era esta planta y se propuso destruirlas a todas, de la forma en que fuese necesario y posible. Se elevó por los aires y fue a las salinas más cercanas, llenó un gran cántaro con agua salada y los arrojó sobre las matas con la intención de quemarlas con el salitre. Fue entonces que las raíces absorbieron el agua; la sal se mezcló con la savia y las hojas tomaron el mismo gusto. Cotaá triunfó una vez más porque la planta no perdió su utilidad, ya que con ella sazonan las carnes de los animales salvajes y otros alimentos... Etiquetas de

Ser infeliz. Franz Kafka

  Cuando ya eso se había vuelto insoportable -una vez al atardecer, en noviembre-, y yo me deslizaba sobre la estrecha alfombra de mi pieza como en una pista, estremecido por el aspecto de la calle iluminada, me di vuelta otra vez, y en lo hondo de la pieza, en el fondo del espejo, encontré no obstante un nuevo objetivo, y grité, solamente por oír el grito al que nada responde y al que tampoco nada le sustrae la fuerza de grito, que por lo tanto sube sin contrapeso y no puede cesar aunque enmudezca; entonces desde la pared se abrió la puerta hacia afuera así de rápido porque la prisa era, ciertamente, necesaria, e incluso vi los caballos de los coches abajo, en el pavimento, se levantaron como potros que, habiendo expuesto los cuellos al enemigo, se hubiesen enfurecido en la batalla. Cual pequeño fantasma, corrió una niña desde el pasillo completamente oscuro, en el que todavía no alumbraba la lámpara, y se quedó en puntas de pie sobre una tabla del piso, la cual se balanceaba levemen

Las líneas de la mano

Un cuento de Julio Cortázar   De una carta tirada sobre la mesa sale una línea que corre por la plancha de pino y baja por una pata. Basta mirar bien para descubrir que la línea continúa por el piso de parqué, remonta el muro, entra en una lámina que reproduce un cuadro de Boucher, dibuja la espalda de una mujer reclinada en un diván y por fin escapa de la habitación por el techo y desciende en la cadena del pararrayos hasta la calle. Ahí es difícil seguirla a causa del tránsito, pero con atención se la verá subir por la rueda del autobús estacionado en la esquina y que lleva al puerto. Allí baja por la media de nilón cristal de la pasajera más rubia, entra en el territorio hostil de las aduanas, rampa y repta y zigzaguea hasta el muelle mayor y allí (pero es difícil verla, sólo las ratas la siguen para trepar a bordo) sube al barco de turbinas sonoras, corre por las planchas de la cubierta de primera clase, salva con dificultad la escotilla mayor y en una cabina, donde un hombre tri

AMOR LITIGIOSO

  Una acción posesoria yo entablara para probar, con alegatos sabios, tranquila posesión sobre tus labios y derecho real sobre tu cara. Sé que costumbre inmemorial me ampara y que son rescindibles tus agravios; pero al decir de Ulpiano y de los Flabios, perdiera el juicio si tu amor ganara. Responde a mi demanda dolorida y reanuda la audiencia, suspendida cuando iba a secuestrarte el primer beso. Que prescribió la acción has pretendido, pero el mío es derecho ya adquirido como consta en las actas del proceso. Francisco Ordóñez, Amor litigioso Etiquetas de Technorati: Francisco Ordóñez , Amor litigioso

HISTORIADOR MEDIEVAL

Hasta hace muy poco un hombre se enorgullecía de no tener que ganarse la vida y se avergonzaba de tener que hacerlo, pero hoy, ¿existe acaso la persona que, solicitando un pasaporte, se atreva a presentarse como Hidalgo , aun si la realidad es que tiene algunas rentas y ningún trabajo? Hoy la pregunta «¿A qué se dedica usted?» significa «¿Cómo se gana usted la vida?» En mi pasaporte aparezco como «Escritor»; esto no me causa molestias con las autoridades porque los funcionarios de inmigración y aduanas saben que ciertos tipos de escritores hacen mucho dinero. Pero si en el tren un desconocido pregunta por mi ocupación, jamás respondo «escritor» por temor a que continúe preguntándome sobre la naturaleza de mis escritos, ya que responderle «poesía» nos incomodaría a ambos, pues ambos sabríamos que nadie puede ganarse la vida escribiendo únicamente poesía. (Hasta ahora la mejor respuesta que he encontrado, buena porque marchita la curiosidad, es Historiador Medieval ). W.H. Auden, El poet

Angus y la doncella mágica.

                                                       (Leyenda Celta) Cierta vez, Angus Og, hijo de Dagda y Boanna del palacio de New Grange, cayó profundamente enamorado de una doncella a la que había visto en sueños. Sus padres, preocupados por el mal que acosaba a su hijo, buscaron a la joven por toda Irlanda, pero no pudieron encontrarla. Finalmente decidieron llamar a Bov el Rojo, rey de los daanos de Munster y hombre diestro en misterios y encantamientos, quien tras buscar durante un año anunció que había encontrado a la ilusoria doncella en un lago llamado Boca de Dragón. Angus y Bov viajaron hasta al lago, donde encontraron a quinientas doncellas paseando en parejas, cada joven unida a su pareja por una cadena de oro. Entre todas las doncellas, Angus feliz reconoció a la de sus sueños y le preguntó a Bov quién era la muchacha, así supo que era Caer, la hija de Ethal Anubal, el príncipe de los daanos de Connacht. Angus se lamentó por no ser lo suficientemente fuerte como par

El Churrinche (Leyenda tehuelche).

  Ulian era un indio tehuelche que poseía extraordinarios poderes. Todos lo amaban y respetaban en su tribu y no sólo sus hermanos, los indios; lo amaban también las plantas y los animales, con los que podía hablar porque conocía todos sus idiomas y podía entenderse con ellos a las mil maravillas. Fueron ellos, los animales del bosque, los que, cuando Ulian era niño, lo salvaron de una muerte horrible... Cierto día, el indiecito se sentó en el bosque para hablar seriamente con un insignificante pajarito gris al que él llamaba "Churrinche". Como tantas otras veces, Ulian trataba de convencerlo de que él era tan útil y bello como los otros pájaros, pero el churrinche no se convencía: -¿No ves que no tengo ni una pluma de color? ¿No te das cuenta de que soy tan chiquito que casi no se me ve? Mírame bien: ¡Soy feo!... ¡muy feo! Tan seguro estaba el pajarito de lo que decía, que creía que todos pensaban lo mismo que él y, por eso, andaba siempre solo, así nadie podría compararlo