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Mostrando entradas de agosto, 2013

Cuento: Kali decapitada

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  Un cuento de Marguerite Yourcenar (Francia) Kali, la terrible diosa, merodea por las llanuras de la India. Puede vérsela simultáneamente en el Norte y en el Sur, y al mismo tiempo en los lugares santos y en los mercados. Las mujeres se estremecen al verla pasar, los hombres jóvenes, dilatando las ventanas de la nariz, salen a la puerta para verla, y los niños recién nacidos ya saben su nombre. Kali, la negra, es horrible y bella. Tan delgada es su cintura que los poetas que la cantan la comparan con la palmera. Tiene los hombros redondos como el salir de la luna de otoño; unos senos turgentes como capullos a punto de abrirse; sus muslos ondean como la trompa del elefante recién nacido, y sus pies danzarines son como tiernos brotes. Su boca es cálida, como la vida; sus ojos profundos, como la  muerte. Tan pronto se mira en el bronce de la noche como en la plata de la aurora o en el cobre del crepúsculo, y se contempla en el oro del mediodía. Pero sus labios no han sonreído jamás

Cuento; Santa Bernardina del Monte

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  Cuento de Leo Maslíah (Uruguay)   Para ahorrar energía eléctrica, las autoridades de Santa Bernardina del Monte dispusieron que a la cero hora del día veinticinco los relojes se atrasaran una hora, pasando a marcar las veintitrés horas del día veinticuatro. De este modo la gente que tuviera que levantarse a la hora siete del día veinticinco no tendría que prender ninguna luz, ya que en realidad serían las ocho y el sol estaría ya en plena actividad. Cuando llegó el momento -la cero hora del día veinticinco- la gente de Santa Bernardina del Monte, obediente como era, atrasó sus relojes una hora. Fueron entonces -o volvieron a ser- las veintitrés horas del día veinticuatro. Una hora después, los relojes volvían a marcar la cero hora del día veinticinco. La gente de Santa Bernardina del Monte, obediente como era, atrasó sus relojes una hora. Volvieron a ser entonces las veintitrés horas del día veinticuatro. Una hora después, los relojes volvían a marcar la cero hora del día veinticin

Carta de una Mujer Indígena

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Me lo envío un gran amigo y lo comparto pues me identifico con estas sabias palabras     Soy una mujer indígena, hija de la tierra y el sol, pertenezco a una raza con una cultura milenaria que hoy conservo como un tesoro… Convivo con lo que me rodea, con la lluvia, el viento, la montaña, el cielo… Soy feliz en estas soledades… tengo tiempo para contar las estrellas, tiempo para poner mis sueños al día, para danzar con los pájaros sintiendo el aire fresco del amanecer y hablar en silencio con los animales, con las plantas, con los espíritus… Sé sembrar con la Luna los frutos del alimento, teñir la lana para hacer el tejido, hacer medicina como me enseñó mi abuela, cantar al nuevo día. Sé amasar sencillamente con fidelidad y con ternura… Soy mujer indígena, mujer como la Madre tierra, fértil, callada, protectora y fuerte. Yo no sé de economía, ni de bancos, ni de política ni subvenciones. Pero si sé cuando mi mundo está en peligro y sé cuándo las cosas son buenas o no. No entiendo d

Credo de J.G. Ballard

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Hace ya mucho encontré este escrito y me atrapó, ha pasado tiempo y he vuelto a reencontrarlo y releerlo, (la hipersuperinformación (¿¿??) de hoy día nos hace tantas veces perder entre palabras aquellas que nos han impactado, interesado, sacudido….) volviendo a sentirme cercana a su mirada, por eso quiero compartirlo. Credo de J.G. Ballard Creo en el poder de la imaginación para rehacer el mundo, para liberar la verdad que llevamos adentro, para sujetar la noche, para trascender la muerte, para hechizar las autopistas, para congraciarnos con los pájaros, para asegurarnos las confidencias de los locos. Creo en mis propias obsesiones, en la belleza del choque de autos, en la paz del bosque sumergido, en las excitaciones de la playa de vacaciones desierta, en la elegancia de los cementerios de automóviles, en el misterio de los edificios para estacionamiento de coches, en la poesía de los hoteles abandonados. Creo en las olvidadas pistas de aterrizaje de Wake Island que apuntan hacia l

Autorretrato: Los que cuentan de sí mismos-Machado

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    Autorretrato de Antonio Machado – Por Antonio Machado (El Liberal, 1 de febrero de 1908, sin título. Campos de Castilla, Madrid, Renacimiento, 1912. ) ( RETRATO) Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla, y un huerto claro donde madura el limonero; mi juventud, veinte años en tierra de Castilla; mi historia, algunos casos que recordar no quiero. Ni un seductor Mañara, ni un Bradomín he sido —ya conocéis mi torpe aliño indumentario—, mas recibí la flecha que me asignó Cupido, y amé cuanto ellas pueden tener de hospitalario. Hay en mis venas gotas de sangre jacobina, pero mi verso brota de manantial sereno; y, más que un hombre al uso que sabe su doctrina, soy, en el buen sentido de la palabra, bueno. Adoro la hermosura, y en la moderna estética corté las viejas rosas del huerto de Ronsard; mas no amo los afeites de la actual cosmética, ni soy un ave de esas del nuevo gay-trinar. Desdeño las romanzas de los tenores huecos y el coro de los grillos que cantan a la luna. A

Autorretrato: Los que cuentan de sí mismos- Cervantes

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  Autorretrato de Miguel de Cervantes  por Miguel de Cervantes  (En Novelas ejemplares) "Éste que veis aquí, de rostro aguileño, de cabello castaño, frente lisa y desembarazada, de alegres ojos y de nariz corva, aunque bien proporcionada; las barbas de plata, que no ha veinte años que fueron de oro, los bigotes grandes, la boca pequeña, los dientes ni menudos ni crecidos, porque no tiene sino seis, y ésos mal acondicionados y peor puestos, porque no tienen correspondencia los unos con los otros; el cuerpo entre dos extremos, ni grande, ni pequeño, la color viva, antes blanca que morena; algo cargado de espaldas, y no muy ligero de pies; éste digo que es el rostro del autor de La Galatea y de Don Quijote de la Mancha , y del que hizo el Viaje del Parnaso , a imitación del de César Caporal Perusino, y otras obras que andan por ahí descarriadas y, quizá, sin el nombre de su dueño. Llámase comúnmente Miguel de Cervantes Saavedra. Fue soldado muchos años, y cinco y medio cautivo, d

Autorretrato: Los que cuentan de sí mismos-Neruda

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    Autorretrato de Pablo Neruda por Pablo Neruda Por mi parte, soy o creo ser duro de nariz, mínimo de ojos, escaso de pelos en la cabeza, creciente de abdomen, largo de piernas, ancho de suelas, amarillo de tez, generoso de amores, imposible de cálculos, confuso de palabras, tierno de manos, lento de andar, inoxidable de corazón, aficionado a las estrellas, mareas, maremotos, administrador de escarabajos, caminante de arenas, torpe de instituciones, chileno a perpetuidad, amigo de mis amigos, mudo de enemigos, entrometido entre pájaros, mal educado en casa, tímido en los salones, arrepentido sin objeto, horrendo administrador, navegante de boca, y yerbatero de la tinta, discreto entre los animales, afortunado de nubarrones, investigador en mercados, oscuro en las bibliotecas, melancólico en las cordilleras, incansable en los bosques, lentísimo de contestaciones, ocurrente años después, vulgar durante todo el año, resplandeciente con mi cuaderno, monumental de apetito, tigre para