La Opinión de los Demás

BURRO HOMBRE C 139 copia

Un viejo y un joven viajaban con un asno. Cuando llegaron a una aldea, los niños de la escuela se rieron al verlos pasar diciendo:

— Mira esos tontos, tienen un asno robusto y van caminando, por lo menos el viejo podría montarse en él.

Al escuchar a los niños, los hombres pensaron que deberían de seguir el consejo, pues pronto llegarían a otra población y la gente se volvería a reír de ellos. Así pues, el viejo se montó en el burro y el joven camino detrás.

Habían avanzado unos pocos kilómetros cuando se encontraron un grupo de gente que los miró y dijo:

— ¡Mirad! El hombre viejo montado en el burro y el pobre muchacho caminando.

Avergonzados al oírlos, cambiaron puestos, el hombre viejo caminó y el joven montó en el burro. Pero a poco de andar se cruzaron con otro grupo de gente que al verlos exclamaron:

—¡Mirad que muchacho más arrogante! Quizás el viejo es su padre o su maestro, y va caminando mientras el joven va montado en el burro. ¡Esto es contrario a toda norma!

¿Ahora que podían hacer? Ambos decidieron probar la única posibilidad restante: Sentarse los dos en el burro. Así que montaron ambos en él.

Pero no tardaron mucho en cruzarse con otro grupo que al verles exclamaron:

—¡Mirad que gente tan violenta! El pobre burro esta casi muerto, mejor sería que lo cargaran ellos en sus hombros.

Así que otra vez lo discutieron y decidieron llevar al burro en hombros, pues de otra manera la gente de la aldea vecina los llamaría tontos. Por lo tanto, cortaron un bambú, colgaron al burro de las patas y lo cargaron. El pobre animal trato de rebelarse -como cualquier burro lo haría- y trató obviamente de escapar, pero los dos hombres estaban empeñados y lo forzaron, así que el burro se doblegó.

Se hallaban cruzando un puente en la entrada de la aldea cuando una multitud se reunió en derredor suyo y exclamó:

—¡Mirad a esos tontos! Jamás existieron idiotas semejantes, en vez de montar el burro lo llevan a cuestas. ¿Se habrán vuelto locos?

El burro mientras tanto se puso inquieto, tan inquieto que saltó y se cayó desde el puente al río, matándose enseguida. Ambos bajaron al río y se miraron perplejos.

Un anciano que estaba pescando en la orilla, les vio y dijo sacudiendo la cabeza:

—Desgraciado como el burro es quien de tanto escuchar la opinión de los demás olvida seguir la propia.

 

 

Comentarios

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