LA FE Y LAS MONTAÑAS

mont 2

 

 

 

 

Al principio la Fe movía montañas sólo cuando era absolutamente necesario, con lo que el paisaje permanecía igual a sí mismo durante milenios.

Pero cuando la Fe comenzó a propagarse y a la gente le pareció divertida la idea de mover montañas, éstas no hacían sino

cambiar de sitio, y cada vez era mas difícil encontrarlas en el lugar en que uno las había dejado la noche anterior; cosa que por supuesto creaba más dificultades que las que resolvía.

La buena gente prefirió entonces abandonar la Fe y ahora las

montañas permanecen por lo general en su sitio.

Cuando en la carretera se produce un derrumbe bajo el cual

mueren varios viajeros, es que alguien, muy lejano o inmediato, tuvo un ligerísimo atisbo de Fe.

Augusto Monterroso, La oveja negra y otras fábulas, 1969

Comentarios

Entradas populares de este blog

EL CIRCULO DE BABA

Hans, mi pequeño erizo

NOCHE BUENA